«Anoche tuve unos minutos de seeing bastante decente y saqué algunos vídeos antes de que se estropeara, precisamente cuando empezaba a estar bien alto. Pero bueno, el rato que se dejó daba gusto ver la pantalla del ordenador. Os dejo un primer procesado, aunque tengo que mejorarlo pero las prisas me han podido. Que no todas las noches tiene uno un buen cielo»
«Júpiter y su Gran Mancha Roja (the Great Red Spot, GRS) en una toma obtenida desde Mérida (Extremadura, España). La imagen la acompaño de dos proyecciones polares y de un mapa de la parte visible del planeta.
La GRS es una enorme tormenta anticiclónica que podría existir al menos desde que Robert Hooke la descubrió en 1664. Presenta vientos de más de 640 km/h y se sitúa en el llamado cinturón ecuatorial de nubes sur.
Su tamaño es ciclópeo, con un diámetro de aproximadamente 2,5 veces el de nuestro planeta Tierra. La coloración rojiza, que destaca sobre la mayoría del resto de «manchas» del planeta, probablemente se debe a la interacción de la radiación solar con los gases que suben de la atmósfera inferior (concretamente con una capa de hidrosulfito de amonio, originalmente transparente), al menos ésa es la teoría que una gran mayoría de científicos creen correcta.
«En la imagen se aprecia un tránsito de la luna Europa. El pequeño disco negro es la sombra del satélite galileano sobre la turbulenta atmósfera joviana. La NASA anunció el 7 de febrero que el nombre de la sonda más esperada de la última década es, definitivamente, Europa Clipper. Será una sonda que se dedicará a estudiar en profundidad la que probablemente sea la luna de Júpiter más interesante desde el punto de vista astrobiológico, ya que en su interior se esconde con toda probabilidad un océano subterráneo bajo una capa de hielo».
El pasado sábado celebramos el tercer encuentro que organiza el grupo astronómico Orión, esta vez con la participación del club senderista de Quintana de la Serena. Para ello, el pueblo nos cedió el campo de fútbol y pudimos utilizarlo a nuestro aire mientras nos preparábamos para lo que sería una muy interesante noche de observación.
Empezamos esta publicación con unas palabras de Ángel González, presidente del grupo Astronómico Orión.
La organización comenzó como en años anteriores: disponíamos de cinco telescopios de gran calidad (uno de ellos, por supuesto, de mi hermano) y decidimos poner vallas para hacer un recorrido, con un pasillo por telescopio, para que los asistentes hicieran cola. De este modo se favorece el orden y, por qué no decirlo, la seguridad de estos delicados aparatos. Hay que tener en cuenta que muchas personas asisten a este evento y cuando oscurece es difícil o imposible ver las patas de los telescopios y los cables del suelo.
Cualquier imprecisión o movimiento de los telescopios imposibilita la observación y, debido a eso, la instalación es probablemente la parte más importante del proceso. Montar un telescopio es una tarea que puede llevar un rato largo, por este motivo tenemos que reunirnos de día y ponernos manos a la obra.
Comenzamos con la instalación de los trípodes y las monturas y pronto vimos que el terreno no era el más favorable, ya que los aparatos pesan considerablemente y podían hundirse un poco con el paso de las horas. Si hablamos de telescopios, «un poco» marca la diferencia entre observar tranquilamente y pasarse ratos enteros con aparatosos reajustes. La solución pasaba por presionar hacia abajo los trípodes y así dejarlos bien asentados.
Elegir una fecha para un evento de este tipo puede ser complicado: no solo depende de la disponibilidad del lugar en cuestión, sino que además es imposible saber si el cielo será favorable. Este año temíamos no poder observar nada por la presencia de nubes y porque podía verse bastante calima en el cielo. Sin embargo tuvimos suerte y, como ocurrió el año pasado, a medida que caía la tarde el cielo empezó a despejarse.
La instalación de los tubos es lo último que se hace y la mayoría esperó a que pasara un poco la tarde para ponerlos. El calor directo del sol puede afectar a los tubos y reducir su eficiencia durante un tiempo hasta que su interior vuelve a estabilizarse. No es necesario esperar a que caiga la noche, pero sí a que la temperatura baje un poco (estábamos en agosto).
Una vez que teníamos todo montado, solo nos quedaba relajarnos y esperar a que llegase toda la gente cuando empezara a hacerse de noche. El año pasado contamos con un telescopio solar Coronado que nos permitió observar el sol mientras todavía estaba bien alto, pero este año todo se hizo bajo el cielo nocturno. Hacer esto en un campo de fútbol tiene sus ventajas, no solo por la cantidad de espacio sino por la disponibilidad de una grada para que los asistentes esperasen sentados cómodamente. Asistieron más de 150 personas.
Este año queremos agradecer la participación de Pablo Blázquez Bonilla, quien inventó un juego para que los más pequeños disfrutasen y aprendieran a la vez. En el juego, utilizó globos que representaban los planetas para enseñar sus diferentes tamaños y su movimiento.
La presentación la realizó el presidente del club senderista Quintana y el presidente del grupo astronómico Orión. Después, con el apoyo de un proyector y un equipo de sonido, se reprodujo un bonito poema sobre el Universo con música. También se mostraron unos vídeos en pantalla con impresionantes imágenes del cielo y del cosmos. Justo antes de empezar la observación, el astrónomo aficionado (y descubridor de estrellas binarias) Francisco Rica ofreció a los asistentes, ayudado de un láser, explicaciones sobre las constelaciones y sobre por qué el cielo es de la forma en que lo vemos.
Finalmente, se llamó a todos los asistentes para que hiciesen cola en cada uno de los telescopios. Ciertamente no fue una noche de observación de planetas, ya que la mayoría no estaban a la vista, pero sí pudimos enseñar Saturno al principio de la noche sin problemas. La Luna también estuvo ausente porque esa noche salía demasiado tarde; esto fue un fastidio si tenemos en cuenta que la Luna ofrece, en especial para quienes nunca han observado el cielo con un telescopio, una vista muy bonita y sorprendente.
Me gustaría mostrar algunas imágenes de lo que se observó, ya que fueron objetos muy interesantes.
Queremos dar las gracias a todos los miembros del grupo astronómico Orión que prestaron su ayuda y sus telescopios. Agradecemos también la participación del grupo senderista Quintana y el apoyo de los responsables del Ayuntamiento de Quintana de la Serena. Y por supuesto, gracias a todos los asistentes por su interés en la astronomía y por hacer posible que podamos compartir con ellos esta actividad que tanto nos apasiona.
«Complementando mi anterior trabajo, he realizado dos proyecciones usando mis imágenes: una estereográfica y otra planetocéntrica (esta última con los anillos). La vista es desde el polo norte. Espero que os guste».
«Saturno hace unos días. Imagen obtenida con un seeing y una transparencia mediocres. Aún así se ve la tormenta de +63 (en el limbo oeste casi, hemisferio norte) y parte de la división de Encke.»
José Luis Castaño Azuela
Hoy tenemos nueva publicación gracias a las recientes capturas de Saturno que ha hecho mi hermano. La primera que mostramos es de hace unos días; mi hermano ha dedicado tiempo a equilibrar los colores reales del planeta con los detalles de la atmósfera. Resulta muy difícil conseguir una imagen de estas características, cualquiera que haya dedicado tiempo a la astrofotografía podrá apreciar que esto no es nada fácil.
La captura representa, sin ninguna duda, una mejora de calidad sustancial respecto a la imagen anterior. Pero si de conseguir detalles se trata, nada como la que ha obtenido mi hermano ayer mismo y que mostramos a continuación.
Esta imagen no representa los colores reales de Saturno pero es muy rica en detalles, tanto por las divisiones de los anillos como por las bandas atmosféricas. En astrofotografía, el resultado deseado no se limita a ver los objetos celestes tal cual son, como si de una fotografía convencional se tratara; a menudo es necesario modificar la imagen (ya sea con filtros, durante el procesamiento o mediante postedición) con el fin de poder observar ciertos detalles más claramente y obtener información. El contraste y los tonos de la imagen que mostramos nos ofrece una vista impresionante de cada una de las zonas del planeta.
«Mi último trabajo de Saturno es quizá el mejor hasta la fecha, ya que la resolución alcanzada ha permitido mostrar detalles que no había conseguido revelar aún.
La División de Encke, varias bandas atmosféricas e incluso un «white spot», una tormenta en la latitud +25 del planeta.
Haber conseguido sacar una formación tormentosa en un planeta tan alejado como Saturno (14.060.000.000 Km) es todo un logro; hacerlo además el día de mi cumpleaños es todo un regalo.»
Mi enhorabuena a mi hermano por la evolución tan rápida y evidente que está consiguiendo. Esta progresión continuará, ya que con el equipo del que dispone podrá obtener imágenes mucho más nítidas y equilibradas a medida que mejore sus conocimientos.
«El cráter Albategnius lleva el nombre latinizado de un astrónomo musulmán llamado Al-Battani. Es un impresionante recinto amurallado, de 130 Km de diámetro y con una altura de más de 4.000 metros en sus paredes situadas en el noreste (donde está la sombra en la imagen) En la otra punta se encuentra el cráter Klein».
«El cráter Langrenus mide 132 Km de diámetro y 4,5 Km de profundidad. En el fondo del cráter, compuesto por el material fundido del impacto original, destaca el conjunto de picos centrales que se elevan más de 2.000 m. Estos picos están formados por una roca llamada troctolita, una roca máfica formada por plagioclasa cálcica y olivino. Nada del otro mundo si no fuera porque es una roca que solamente se forma en las partes más profundas de la corteza y da idea de la violencia del impacto del meteorito que las hizo aflorar. Solamente hay seis cráteres con picos centrales ricos en troctolita: Copérnicus, Theophilus, Langrenus, Tsiolkovsky, Keeler y Crookes (los tres primeros ya los he fotografiado recientemente) Todos situados en la franja ecuatorial de la Luna».
«Tres son los cráteres principales en la fotografía: Cleómedes, de 126 Km de diámetro; Geminus, de 86 Km de diámetro; y Burckhardt, de 54 Km de diámetro. Como hay tanto cráter de menor tamaño alrededor de estos tres, se les ha puesto nombres tan originales como Cleómedes A, B, C, D, E… y así hasta la T. O bien Burckhardt A, B, C… hasta la F. Tan solo los cráteres de mayor importancia reciben nombres originales. Un ejemplo es el cráter de mayor tamaño que hay junto a Cleómedes (abajo a la derecha del mismo), que se llama Tralles. Y es que en la Luna hay más de 200 000 cráteres de más de 1 Km de diámetro e incontables de menor tamaño.»
«El Mare Crisium o Mar de la Crisis es un mar lunar de 418 Km de diámetro. Su suelo interior es bastante plano y curiosamente presenta los denominados «cráteres fantasma», que son cráteres enterrados en depósitos de otros materiales. Alguno se intuye en la imagen, a ver si lo veis y me indicáis dónde está. Los mares lunares, lejos de tener algo que ver con el concepto acuático de mar que tenemos aquí en La Tierra, son planicies extensas formadas principalmente por rocas basálticas que afloraron en erupciones provocadas por el impacto de algún meteorito. ¿Y por qué llamarlos mares entonces? Pues porque los primeros astrónomos, que miraban a la Luna sin telescopios ni nada, los denominaron así al confundirlos visualmente con mares de los de casa».
«Antes he mostrado una vista general del área donde se ubica el cráter Langrenus. Ahora podemos ver un primer plano del mismo. Se aprecia que las paredes del cráter no están estructuradas en terrazas más o menos regulares sino muy fragmentadas y desorganizadas. Otra curiosidad de este cráter es que es uno de los pocos sitios de la Luna donde se han observado fenómenos «extraños». En 1992, desde el Observatorio de París pudieron observar lo que parecían brumas que cambiaban de forma con el tiempo. Nunca se llegó a averiguar a ciencia cierta qué eran esas brumas pero se planteó la posibilidad de que fueran emisiones gaseosas provenientes del fracturado fondo del cráter».
«Para finalizar con las capturas del pasado día 2 de agosto, os dejo un mosaico de las imágenes tomadas con la parte más aprovechable de cada una y un ligero procesado».
«La semana pasada obtuve esta imagen de los Montes Cáucasos. Si bien mi cámara no es la más idónea para fotografía lunar al no poder ponérsele filtros IR pass, en noches de buen seeing y utilizando el canal rojo solamente, se pueden obtener imágenes aceptables de nuestro satélite».
«El cráter Stöfler es una gran cráter lunar, con 126 km de diámetro. Está literalmente acribillado por impactos de meteoritos, que han dejado el cráter Fernelius en el lado norte, los cráteres Miller y Naseddin por el oeste y el cráter Faraday en el oeste también, que se ha cargado la pared de Stöfler. Faraday además ha sido a su vez acribillado y presenta otros cráteres más pequeños en su interior. Mal sitio en la Luna para poner una casa. Espero que os guste».
En astrofotografía ocurre que no son solo los equipos, el seeing o la técnica de obtención de imagen los aspectos que tienen que mejorar; a veces lo que uno perfecciona con el tiempo es el procesado de la imagen. Por eso, comenzaré esta publicación con una imagen que ya publicamos el año pasado pero mejor procesada. Si comparamos esta con la anterior, las mejoras están claras: mucha más variedad de tonos, más limpieza en los detalles de los anillos y más nitidez en las bandas atmosféricas, especialmente si nos fijamos en las líneas que hay entre ellas. Este es un excelente ejemplo para recordar que no hay que olvidar las imágenes que dejamos guardadas en el baúl.
Lo que vemos arriba son dos versiones de la misma imagen con zoom que, si bien muestran lo difícil que es capturar Saturno en detalle, también muestran los progresos de mi hermano. En la segunda imagen, después de un procesado final, vemos que los detalles de los píxeles quedan más escarpados, pero a cambio de eso obtenemos un contraste considerablemente mayor de una de las tormentas del planeta. Conseguir esto implica mucho esfuerzo pero, siendo mi hermano tan perseverante como es, sin duda nos volverá a sorprender en el futuro con imágenes mejoradas.
En palabras de mi hermano: «Saturno es un objetivo complicado esta oposición. Su baja altura respecto al horizonte dificulta obtener capturas en color de calidad aceptable ya que las longitudes de onda más cortas del espectro visible sufren mucha dispersión al tener que atravesar mucha atmósfera. El resultado son imágenes borrosas y con poco detalle.
No obstante, en el canal rojo, el canal del espectro visible que menos sufre los efectos de la atmósfera, se pueden obtener imágenes pasables. Como ésta en la que se aprecia claramente una tormenta próxima al polo norte del planeta (la imagen se muestra con el norte hacia abajo). Espero que os guste».
Para terminar con las imágenes de mi hermano de esta publicación, mostramos una imagen en movimiento. Como se indica en la imagen, se trata de una animación de 8 imágenes que personalmente encuentro fascinante. En astrofotografía, uno puede olvidar que el universo y sus objetos están llenos de vida y movimiento; sobre todo los que nos limitamos a ver el trabajo de otros, ya que quienes se dedican a capturar los planetas sin duda aprecian el movimiento y, de hecho, más les vale tenerlo en cuenta para conseguir buenos resultados.
Me gustaría cerrar este post con un breve vídeo (o al menos es breve para mi, que puedo pasarme horas viendo vídeos de astronomía) que nos enseña algunas curiosidades de Saturno y su sistema de lunas. Sin duda, este planeta seguirá sorprendiéndonos durante muchos años a medida que se avance en su conocimiento.
«El problema de esta oposición es lo bajo que está el planeta, a poco menos de 30º, lo cual provoca una gran dispersión de la luz, sobre todo de los componentes de onda corta como los azules. En la segunda imagen desglosada por canales se puede apreciar claramente el efecto. Un buen y largo procesado puede paliar en cierta medida esta situación para mostrar imágenes medio decentes pero muy muy lejos del potencial del equipo utilizado. Habrá que esperar a oposiciones más favorables para ganar en detalle».
José Luis Castaño Azuela
Esta es la sexta imagen de Saturno que ha obtenido mi hermano. En realidad hay más, pero es la sexta que publicamos aquí. La evolución en la calidad de las imágenes es evidente, solo hay que ver las anteriores fotos del planeta. Y todavía puede mejorar bastante con el equipo del que dispone. Mi enhorabuena a mi hermano por el trabajo y las horas invertidas, merecen mucho la pena.
Seguramente casi todos habréis visto últimamente una imagen de Plutón en Facebook, en la tele o en algún otro medio. La sonda New Horizons consiguió ayer su máxima aproximación a Plutón (menos de 13.000 kilómetros) después de un viaje de más de 4 mil millones de kilómetros y más de nueve años. Hasta ahora, las imágenes que se tenían de Plutón estaban pixeladas y borrosas; ahora contamos con una imagen de algún modo similar a la que muchos pueden obtener con un telescopio de nuestra luna, salvando las distancias. De hecho, el tamaño real de Plutón no es el que se creía y con esto nos podemos hacer una idea de lo lejos que está y de lo que cuesta determinar las propiedades de un objeto a semejante distancia. Los datos que se obtienen de este acercamiento no están todos a nuestra disposición por el momento, ya que tardarán cosa de año y medio en enviarse y procesarse.
Muchos se han preguntado si no habría sido mejor poner la sonda en órbita alrededor del planeta, o incluso aterrizar en él; pero este no era el objetivo de la misión. Tenemos que tener en cuenta que la sonda es un objeto absolutamente insignificante en el espacio, no es ni siquiera una mota de polvo… la mota de polvo en realidad es Plutón, que produce muy poca atracción gravitacional. El espacio es inconmensurable, es inmenso a un nivel que a escala terrestre no podemos concebir sin el uso de los números. Suponiendo que consiguieran llevar la sonda a la zona orbital del planeta, tendrían que disminuir mucho su velocidad para poder entrar en órbita y esto requeriría una tremenda cantidad de combustible, lo que habría hecho la misión mucho más cara y mucho más duradera. Estamos hablando de un amasijo de metal que viaja a unos 14 kilómetros por segundo. Lo que han conseguido con esta sonda, llevarla a esa distancia de Plutón y obtener imágenes, es ya una auténtica proeza de la inteligencia humana y la tecnología.
Muchos han visto esta noticia con absoluto desinterés, con la idea de que bastantes problemas tenemos en la Tierra como para invertir una millonada en explorar un planeta del Sistema Solar exterior. Y es cierto, en nuestro planeta tenemos suficientes preocupaciones, en las que deberíamos invertir un tiempo y un interés mucho mayor del que invertimos en el espacio. Sin embargo, seguro que muchos sabéis que la exploración espacial es uno de los mayores impulsores del desarrollo tecnológico, ya que supone tal desafío que es necesario diseñar sistemas tremendamente avanzados; estos sistemas tienen y han tenido innumerables aplicaciones en la tecnología que usamos en nuestro día a día, empezando por la medicina y pasando por el desarrollo de nuevos sistemas de energía. Además, conviene recordar que el objetivo de la exploración espacial es conocer mejor nuestro entorno cósmico, nuestros orígenes y fenómenos desconocidos para el hombre que pueden dar lugar a muchos descubrimientos. La exploración espacial tiene sentido ahora y tiene sentido para nosotros a largo plazo, ya que si queremos sobrevivir como especie necesitamos poder comprender el universo que nos rodea e incluso poder viajar por él. De aquí a miles de años, si conseguimos sobrevivir, nuestra vida va a cambiar de forma exponencial y también nuestras necesidades. Es decir, que una cosa no quita la otra, no hay ninguna razón para dejar de lado este tipo de misiones, eso no mejoraría nada en la Tierra. Si podemos conseguir proezas como esta, ¿qué no podremos hacer en nuestro propio planeta? Lo que falla en el ser humano es la voluntad, nada más. Lo que falla es la falta de una verdadera toma de conciencia. Lo demás lo tenemos de sobra: somos una raza de exploradores, seres extremadamente curiosos. Siempre lo hemos sido.